martes, 2 de marzo de 2010

Uruguayos, uruguayos, donde iremos a parar....

Desde Montevideo
Acá están más adelantados. Cuando en Buenos Aires todavía no llegó el mediodía, acá ya están almorzando. Por esa hora de diferencia pareciera haber estado todo coordinado. Apenas terminó la Cadena Nacional Argentina empezó a hablar el Pepe. Porque acá todo el mundo le dice así. Cariñosamente. Como cuando los k empezaban el segundo mandato. La k era cariñosa.
Acá se vieron muchas banderas argentinas. Había socialistas argentinos, comunistas argentinos, argentinos de la Juventud Radical y argentinos de la JP. Hasta argentinos del PI. Hubo quienes se animaron a ponerse la camiseta de la selección. Todos, además, con los colores artiguistas, los mismos de las banderas entrerrianas y santafesinas. Los mismos del Frente Amplio.
Acá, argentinos y argentinas admiran la unidad en la diversidad. La mística. La fiesta. Los acuerdos. La integración latinoamericana. Acá, somos extranjeros.
Después de la fiesta quedaron tirados cientos de cartones de vino. Acá los tetra son plateados, con pico y tapa a rosca, Santa Teresa Varietal. Eso si, sus dueños estaban alegres. También había volantes contra medidas del gobierno, firmados por agrupaciones del mismo Frente que gobierna. Muchos volantes de esos. Sus dueños estaban crispados, aunque entienden que jugar en otro lado es jugar para la derecha. Ah, acá no hay bombos, pero los tambores en algunos casos todavía estaban calientes de las murgas.
Pepe habló. De cosas no tan diferentes al modelo de los k. Claro, con modales no tan montañeses y mas montevideanos. Después de unas horas de su primeras palabras como Presidente, los medios todavía lo respetan. Lo mas fuerte de su discurso, fue decir que él apostaba al Mercosur "hasta que la muerte los separe". Los grupos de poder económico que desean otra estrategia, se empiezan a relamer.
La desconcentración fue en paz y no se vio ninguna bandera de los intendentes del conurbano. Acá no hay conurbano. Acá son todos uruguayos y los uruguayos, ya lo sabemos, son ejemplares.
Donde iremos a parar. Ni en Uruguay las fuentes se salvan de las patas del pueblo.