jueves, 20 de mayo de 2010

Libertad de conciencia

Cuando se votó la media sanción para modificar el Código Civil y otorgar determinados derechos a quienes nunca los tuvieron, se generó una especie de elogio colectivo a la "libertad de conciencia" en el voto de diputados y diputadas. Si bien en este tema y en algunas otras excepciones podría justificarse, porque tal vez no hayan sido discutidos en las campañas o incorporados a las plataformas, valorarlo como algo cívicamente superior es, de mínima, un desliz. Votamos un grupo de personas que actúan colectivamente y deciden en función de una determinada política. La mal llamada "disciplina de bloque" no es ni más ni menos que la aceptación de decisiones colectivas. Si hay quienes, una y otra vez, no aceptan esa toma de decisiones colectivas, estarán actuando más como divos de la política que como representantes del pueblo y de una ideología. No votamos individualidades sino partidos políticos. Cuando los votamos esperamos que sus miembros representen nuestras ideas. La llamada libertad de conciencia es la última alternativa en los casos en que no se pudo consensuar una decisión colectiva que represente las ideas de cada grupo político. No la endiosemos.